Hijos, Hijas. Ante todo unas palabras: Haya paz, "y que no haiga peo". Cómanse la fresa y después de un viaje muy, muy, muy...largo, lleguen a Ítaca. Allí conseguiréis litros de pega de contacto, kilómetros de gomaespuma, y toneladas de papel maché. Va a ser así como un miñi miñi, pues, en un fin, una Blublitud.
También encontrarán gritos, botas voladoras, pero no se preocupen: "Sin complejos" y "¡Cójanse la escena!".
No teman "que fallezca la hermosura", "no fallezca, no fallezca, vuelva a su primer albor." Cuando vean un pájaro amarillo, no le teman, simplemente griten "Puta, más que puta".
Siempre mantenga la "esperanza", mientras los gritos no sean con ustedes; y por sobre todas las cosas, no la vayan a cagar.
Sólo nos queda por decir que: "así culmina la historia, de sueños, amor, soledad y derroche, y de cómo por siempre la luna cantará, los hermosos cuentos, de la luz en la noche."
¡Mierda!