El hecho es que yo le doy muchísimo valor a las palabras y a su grado de impacto. Por eso trato de escoger las correctas para expresar exactamente lo que quiero decir. Por eso soy irónica y por eso tengo un sentido del humor bastante... ¿negro?
El asunto es que sé que todo el mundo no tiene la misma obsesión con las "maneras" de decir, y sé que todo el mundo no entiende los diferentes grados de impacto que yo tengo en mi clasificación mental. Pero hay gente que sí lleva ese talento, y con esa gente es con quien yo me llevo bien, porque, casi literalmente, estamos en la misma página.
Toda esta habladera de hierba seca viene a colación porque hace unas semanas estaba hablando (o me estaban hablando, realmente) sobre la importancia que tienen ciertas palabras y sobre el cuidado que hay que poner para no gastarlas. Palabras sagradas, pues.
La mayoría de ellas relacionadas con el amor, porque una te es cursi aunque lo niegue y se construya su murito de mujer de avanzada, una de vez en cuando te quiere un cariñito y se le bajan las bombachas cuando escucha la siguientes posibles combinaciones:
Te + quiero/ adoro/ amo
Me + importas/ gustas/ complicas
Y sus afines. Yo uso estas palabras, como demasiado, por mensaje de texto. Palabras sagradas que sólo uso cuando me sale del fondo de mi piscina de complicaciones o bien cuando estoy en euforia histérica (probablemente producto de alguna bebida espirituosa). Y seamos honestos, la gente putea estas expresiones casi tanto como lo hace con las canciones de Shakira o de Don Omar. Yo entendí, luego de esta conversación que tuve, que más allá del miedo que pueda tener por decirlas (bien Delia Fiallo, como siempre), no las uso porque las fulanas expresiones van destinadas a gente que en efecto Me+importa.
Por otro lado y porque todo en la vida viene en pares de contrastes, si tengo palabras sagradas también hay palabras malditas. Palabras que no puedo soportar leer, escuchar, recitar o tararear por persona alguna. Entiéndase, persona que no está relacionada con mi círculo familiar. Me explico. Este tipo de palabras tienen un efecto de mutación en Pokemon en anfetas sobre mí porque, básicamente, anulan mi potencial sensual/sexual/pseudoatractivo. Yo he descubierto que estas combinaciones pueden ser dichas por los miembros familiares y tener un efecto tierno, pero no por eso excluyente de la anulación de potencial actividad instintivamente animal, o sea, sexo.
Combinaciones como:
Tan + linda/ bella/ tierna/ cuchi
Mi + gorda/mami/niña
Pero si lo dice el pana de turno o un amigo, te convierte en un persona con el atractivo sexual de una ameba. ¿Cómo así que tan+linda? ¿Cómo es eso de tan+cuchi? ¿Quién te dijo que eres un camionetero para que me estés diciendo mami? No, cariño; no, gordito (¿ves que es horrible?) Eso no funciona así. O tú me dices flaca para que yo crea que en efecto esta caminadera me está haciendo rebajar, o me dices "bella", pero eso de "tan+algo" suena como con una vocal demasiado alargada ("Ay tan lindaaaaa")
Y, por favor, absténgase de ser creativo y salvar la patria con combinaciones de estas palabras malditas, con la esperanza de que pueda quedarle mejor la cosa: Jamás en la vida diga usted gorda+bella, por ejemplo. Yo no soy la protagonista de ninguna novela nefasta como para que me estén diciendo "Gorda bella", yo soy gorda, puede que sea bella, pero esa combinación suena a osito cariñoso con muffin de cumpleaños en la barriga. No, gracias.
Hágase un favor y hágale el favor a su víctima de turno: No la ponga a pensar en que tiene que caminar más o ir más al spinning. Si va a usar palabras de cariño, procure ser simple. Una solita, y que no sea sobre el peso. Eso afecta. Nadie quiere escuchar la cantaleta de: "Marica, estoy gorda, ya hasta fulano me lo dice.". Puede que usted tenga una buena intención, pero es como que le digan: Hola+chiquitico, mirándole la entrepierna. Absténgase y triunfará.
Hay otras palabras más serias, por supuesto, que también están malditas. Pero prefiero hablar de eso en otro momento.
También están esas palabras que le quedan grandes o que como que no encajan con cierta gente: Señor, señora, licenciada(o) - aunque tenga el título-. Esas palabras que aunque la gente diga que lo es, como que no encaja con la persona. El mejor ejemplo:
Señor+Presidente
Y hasta ahí llega la explicación.
Y esto me recuerda un último tipo de palabras: Las que abruman (que también pueden ser las palabras sagradas cuando las escuchas). Esas palabras que no se entienden tan fácil, esas que para ciertas personas parecen irreales al estar juntas. Esas que no dejan dormir. ¿No queda demasiado claro? Bueno, por ejemplo:
Tres + millones.
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