Yo ahorita estoy en una de tiempo
demente. Se acerca la segunda asignación del taller de teatro musical que vengo
realizando desde hace poco menos de un año, y eso implica estrés y ensayos en
cualquier espacio de tiempo posible.
Este fin de semana lo disfruté
infinitamente por eso: además de ver uno de los mejores espectáculos que he
visto en mucho tiempo, tuve un intensivo de ensayos, con mi grupo de trabajo,
por motivo de las presentaciones.
Ya para mí es rutinario tener ensayos los
fines de semana. Éste, evidentemente, no fue la excepción. La diferencia es que
el sábado mi casa se convirtió en la posada para teatreros desasistidos. Nos
reunimos todos los compañeros de mi nivel a ensayar, a mostrarnos lo que hemos
montado para esta asignación; y de repente mi casa era una mezcla de High
School Musical con Camp Rock, pero con más caché y sin tantas cursilerías.
No puedo explicar lo que disfruté
recorrer mi humilde morada y ver en cada esquina a un par de personas haciendo
algo absolutamente diferente al otro grupo. Por un lado, unos ensayaban en el
estacionamiento, bailando; otros
calentaban voz; por una esquina se caían a golpes (por una escena previa, no
fue como que alguien se molestó y me destrozó el hogar), en la cocina otras dos
encontraban su puta interna… Y mi casa se convirtió en una jeva con
personalidades múltiples súper divertida.
Esos momentos hippies son absolutamente
necesarios en mi vida, sin ellos, no estaría cuerda (hay que echarle bolas para
no reírse por lo que acabo de escribir). Y luego me vi, nuevamente, asumiendo
el rol materno/controlador/histérico-cuchi que siempre me ha caracterizado
cuando trabajo en grupo. Luego de decirme “mi misma, no cambias”, sonreí un
ratico y me eché en el sofá a beber con mi mejor amigo/futuro esposo por
contrato ya establecido.
Me dolía hasta la pituitaria. La
pituitaria siempre está consternada después de los ensayos, porque no entiende
qué es lo que me hizo para que yo la someta a tanto dolor.
Estoy reventada. No estoy recibiendo ni
medio centavo por lo que me gusta. Todo lo que me encanta en la vida, no es
remunerado. Pero no me importa. Este fin de semana me pasé de cursi. No me
importa ser un peluche Pelanas con una
clave de sol en la panza y un micrófono en la mano que diga Yo + corazón
+ el teatro musical.
Hay presentes y pasados bonitos. Y éste
fin de semana me recordó eso. Soy una cursi, y no hay nada que hacer al
respecto.
2 comentarios:
¡Qué divertido haber sido parte de eso! :)
Tenía tiempo sin leerte y ¿ya eres una teletubbie? Jajaja mentira, es broma.
Como siempre, sólo tú te ríes de tus chistes -.-
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