lunes, 8 de junio de 2009

De la semana pasada en demencia. Sólo el martes

Pues sí, pasó el lunes y yo seguía con un ojo más grande que otro por el absurdo que me rodeaba. Después de hiperventilar por horas y horas por los trámites propios que hay que hacer para obtener cualquier cosa en este país (y en otros también), finalmente, llegó el día: Cita para solicitar la visa americana. 

Ya Mussolinni descansaba en paz, ya Hitler había recibido su condena moral eterna, ya Mao y su cuello habían pasado de moda, y apareció una nueva dictadora en el panorama que es peor que Goofy cuando se mete en un carro y sufre una transformación al mejor estilo de Dr. Jekyll y Mr. Hyde. Su nombre: Lifo, mi hermana. 

No basta con el stress capitalino, no basta con el stress propio de mi madre por el "antiparabolismo" de mi padre. No. No es suficiente. Durante los días previos a este maravilloso día (bueno, maravilloso según la lupa), mi hermana sufrió una posesión demoníaca peor que la de Emily Rose o Linda Blair (la verdad no sé si la actriz interpretó a la otra porque nunca pretendo ver esa película), y su cuerpo se apoderó de cuanto dictador ha pasado por esta tierra: sólo le faltaba la verruga en la frente. 

Histérica. Simplemente histérica y asumiendo que todos los miembros de la familia teníamos el coeficiente intelectual de un Forest Gump -o de una rubia de la mención menos querida de mi carrera-  se dedicó a perturbar mis pocos momentos de paz, incluso el día de la cita. 
 
Amanece. Abro los ojos y veo que ella no está en la cama -porque sí, duermo con Mussolinni noctámbulo que habla por las noches y dice cosas tales como: "¿soy una curva en bajada?", "¿por qué, por qué, por qué soy un tequeño?"- Me digo a mi somnolienta persona: "Dentro de nada empiezan a joder". 

Pues no, pasa el tiempo y me doy cuenta de que no vienen a despertarme. Pues bien. Sigo durmiendo.

Error. Comenzó la trifulca en casa: "Ponte algo azul porque eso le gusta a los gringos", "Mal día para cortarse el cabello", "Quítate el piercing". Y yo con ganas de ponerme algo rojo, una boina y una camisa del Che Guevara para ver qué iban a hacer. 

Mantuve la fiesta en paz. Me puse -disimuladamente, eso sí- algo azul. Bastante sobria debo decir. Listos para salir y emprender el viaje a Ítaca, mejor conocida como Embajada de los Estados Unidos de América (suena de fondo, "Buscando Visa para un Sueño"). 

Mi papá, que por las canas asume que se las sabe todas más una, se metió por cuanta cola, tranca, tráfico estancado, había en esta ciudad. La cita era a las 11: 30 a.m. Y a las 10:30 seguíamos en la autopista. Mi mamá respiraba con una intensidad tal que perfectamente podría haberle dado más fuego a una estufa de las viejas. Lifo, parecía un toro. Yo... el torero. 

Después de muchos comentarios inútiles, mil lamentaciones internas por no poder llevar el Ipod -prestado, no importa- y decirme "no lo logramos", finalmente, lo logramos. Llegamos a la embajada a tiempo. 

Nunca en mi vida había visto tanta gente dispuesta a chupar medias. 

HORAS. Horas de una fila a otra. 80 mil revisiones de la misma cartera que llevaba que no era más grande que un sobre. Mil años de pie, mil años sentada. Finalmente, la encargada de la ventanilla 9 nos esperaba. 9, número de suerte este año. 

Una doña que no tenía pinta de gringa, más que por lo catira, con su respectiva lata de Dr. Pepper (porque al parecer de la ventanilla pa' allá las vainas sí llegan) pregunta: "Cuál es la relación que tienen?". Inmediatamente estos indios provenientes de Trujillo y Sarría responden al mejor estilo del W. Vallenilla: FAMILIAAAAAAA!!!! 

-"Coniajiosha de trabajo"- Es decir "constancias de trabajo", pero su español era bastante pobre. Pasa una, pasa la otra. Y ve la de Mussolinni. IBM sirve para algo después de todo. Después de esa no ve más. No hizo falta. 

-"Estaros de cuenta". Es decir "estados de cuenta". Imagino que conocería todo lo que desconozco de las cuentas de mis padres. No sé cómo no sospechó que trafican, o algo así como tanto me han dicho mis amigos. Yo todavía no me explico cómo hacen. 

Un click aquí, un click allá. Y el silencio nervioso, al mejor estilo de un comentario imprudente de cualquiera de los miembros de Teatro Ucab. 

Pasaron unos segundos y....Palabras mágicas: "Su visa ha siro aprobara". Esto no lo voy a traducir. 

10 años. Tengo 10 años para ir y venir. Y tengo algo de esperanza. De esa verde. De esa que es como la bruja. No me importa cuánto cueste. New York me espera y no pretendo ceder. 

Finalmente voy a ver Wicked

2 comentarios:

Lore dijo...

Y no hay por qué ceder!!!! NY TE ESPERA!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Y serás FELIZ viendo a tu wicked!!! =)

QUÉ FINOOOOOO!!!!!!!!!

Anónimo dijo...

congratulaciones no sólo por este post q me encantó, sino también -desde luego- por haber obtenido lo q buscabas.

llévame contigo a NY!!!!