miércoles, 27 de junio de 2012

¿Esto es en serio?


Ok, lo que me acaba de pasar raya sobre lo absurdo, o bien acabo de ser protagonista de un capítulo de Lost. 

Resulta que este año eso de la actuación como que no se dio demasiado, entonces estoy produciendo. Y en esta ardua labor, pues toca tener que llamar a diferentes sitios, ser encantadora y hacer que todo suceda. En una de las obras que estoy produciendo, se necesitan pelucas para las actrices. Vale muy bien, que estoy buscando a Rapunzel para cortarle todo su cabello y conseguir de allí las pelucas que necesito.

Entonces llamo a un sitio llamado Hair Center de Venezuela. Y sucede la siguiente conversación: 


Él: Pelucas 2012, buenas tardes
Yo: Buenas tardes, ¿me comunico con Hair Center de Venezuela?
Él: Sí, en efecto. 
Yo: Hola, buenas tardes, estoy llamando porque soy la productora de la nueva obra de la actriz tal... y necesito hablar con alguien de mercadeo para hablar sobre una posibilidad de intercambio. 
Él: Ajá, dígame. 
Yo: ¿Hablo directamente contigo, o existe una persona para el área de mercadeo? 
Él: Conmigo, directamente. 
Yo: (Risa de puta que necesita algo) ¿Me das tu nombre, por favor?
Él: Picaporte González
(Patricia respira hondo y aguanta la risa). 
Yo: Hola, qué tal. Te estoy llamando porque como ya te dije, estoy produciendo la nueva obra de la actriz tal, y necesitamos cuatro pelucas de cabello natural para la pieza... 
Él: ¿Pero tienes los cadáveres?
(Patricia respira aún más hondo, pero ahora ríe nerviosamente para sus adentros, pensando que en cualquier momento alguien le va a llegar por detrás para matarla). 
Yo: ¿Disculpa? ...No... 
Él: Nosotros sólo trabajamos con cabello natural extraído de cadáveres. Cuando tengas el cadáver, me lo traes y te hacemos la peluca.
Yo: Ah... Vale... Muchas gracias

...Click....


Patricia se queda un rato viendo el teléfono convencida de que acaba de hablar con Bart Simpson y ella es Moe. Patricia piensa que lo que acaba de sucederle es insólito y que le acaban de mamar gallo, pero del bueno. Patricia escribe este post y luego piensa... "Coño, no es tan decabellado (oportuna la palabra) que eso se haya convertido en un negocio con el poco e gente que se muere todos los días.". Patricia investiga que, de hecho, hay pelucas hechas de gente muerta (y se escucha el susurro de "I see dead people"). 


Entonces todo deja de ser tan sospechoso hasta que recuerda el nombre del pana que le atendió: ¡¿Picaporte?! Esto definitivamente es una nueva estrategia para rechazar un patrocinio, pues. 


"Cuando consigas el cadáver te hacemos la peluca". Deja que voy un momentico al mercado y te los mando... 


¡Brother!¿Qué carajo acaba de pasar? No quiero volver a llamar a ningún sitio de pelucas. 


Patricia está en pánico. Patricia no entiende en qué momento empezó a sonar la música de Nuestro Insólito Universo.  

domingo, 24 de junio de 2012

Not Defying Gravity

Creo que muchas personas saben que yo tengo un pegue absurdo con un musical llamado Wicked. El que trata sobre la bruja verde del Mago de OZ. Bueno, una de las canciones que ella canta se llama Defying Gravity (Desafiando la Gravedad), y, está demás decirlo, yo amo esa canción. Me he obsesionado tanto con el fulano personaje que hasta hace un tiempo, mi usuario de twitter era "elphie_1510". Ya no, porque eso es muy de principios de siglo. En todo caso, que ese personaje se la pasa desafiando la gravedad, y yo, cual adolescente enclosetada que todavía te soy, asumí esa canción como uno de los himnos de mi vida. Hasta hoy: Hoy no desafié la gravedad, hoy la abracé con cada una de mis extremidades. Me caí. 


La verdad es que yo tenía años que no me daba un mamonazo como el que me di esta mañana. Digamos que mi cuerpo tenía la hermosa costumbre de hacer más que evidentes las leyes de la gravedad, al menos una vez al año, cuando yo era joven y lozana. Sigo siendo lozana y joven, pero antes lo era más pues. 


Recuerdo que una vez iba llegando al colegio, una de esas pocas veces en que estaba llegando justo a tiempo para que no me mandaran a esperar quince minutos en la biblioteca por llegar tarde. Porque en mi colegio existía una cosa tal llamada "cuarto de hora de oración". Los primeros 15 minutos de tu día los destinabas a rezar, y si llegabas tarde, pues... No te dejaban hacerlo. Qué castigo. Yo siempre llegaba tarde. 


El asunto es que un día iba llegando temprano, por cuestiones milagrosas de la vida y el tráfico, y hasta estaba fresquesita y limpiecita como un sol. No estaba tan dormida. Y en eso, no veo un montón de hojas espaturradas y babosas en el piso y zácata, rodé... Con falda, sin short por debajo, rodé. Tenía una hermosa banda a lo Miss Venezuela, pero hecha de barro, que me cruzaba toda mi chemisse azul. Recogí mi dignidad del piso, me sacudí la vergüenza de la falda (y de las pantaletas) y comencé a caminar cojear hacia el inevitable destino que implicada empezar las mañanas a las 7:30. 


Mi madre no iba a permitir que su hija anduviera como una mamarracha por la vida (pobre, no sabía lo que le venía) y me mandó a montarme en el carro de nuevo para volver a la casa y cambiarme. Volví a perderme mis 15 minutos de encuentro con la monja que creía que era lesbiana. 


Y luego de esa caída, de los raspones respectivos en el brazo y rodillas, descubrí que desde pequeña, a mi cuerpo le daba por ver qué tan cierto era eso que decía Newton con su fulana manzanita. Porque al menos una vez al año yo iba pa'l piso. El más humillante fue cuando me caí disfrazada de dama antañona en tercer grado. Porque se me fue el glamour. Un signo del destino, ahora que lo veo. Y una metáfora completa digna de una tarjeta escrita por Paolo Coehlo: 


Si te caes, dejas la dignidad en el piso y la gracia se va de tu vida. Pero levántate y sigue adelante con la frente en alto. 

Claro, sobre todo cuando levantarse implica cojear por un rato y deshacerse de las méndigas hebras de hilo que se te incrustan en tu piel al rojo vivo. Pero eso, que hoy me caí. Y me caí de la manera menos grácil posible. Me tropecé con un escalón que no vi (eso me pasa por estar despierta un domingo a las 9:00 am) y hasta ahí me llegó la dignidad. Hasta el agua que tenía en la mano salió volando de la vergüenza. 


Al menos estaba sola. Nadie vio el espectáculo y me mantuve digna hasta que llegué a mi casa.  Pero esa linda sensación del raspón que arde durante todo el día y que te recuerda a tu infancia me la podría haber saltado. Lo que sí sigue siendo vigente es que el dolor no se me quitó sino hasta que mi mami me dio un beso en la rodilla (inserte aquí voz de "Boo", la de Monsters INC). 


Hay cosas que uno, simplemente, va a llevar toda la vida en el cuerpo. Y la atracción hacia el piso parece ser una de ellas. 

lunes, 18 de junio de 2012

Beware of the angry bitch


Pues resulta que yo estoy en un curso de locución porque ya varias personas han tenido algo que comentarme sobre mi voz, entonces yo decidí hacerle caso a mi público fanático-histérico, y probar a ver qué tal me va. 


Entonces me doy cuenta de lo afortunada que fui al estudiar la carrera que estudié, donde la estudié. ¿Por qué? Bueno, porque, en principio, sé hablar. Vale, que soy la única comunicadora social de mi grupo y que no todo el mundo sabe cómo se maneja el lenguaje comunicacional, vale, te lo entiendo. Pero que digan oGsesión (en lugar de obsesión) o perceCción (sí, en lugar de percepción)... Coño, eso le causa un ataque de epilepsia a la mariposa que tengo tatuada en el cuello (en serio, la jeva como que entra en crisis y quiere salir corriendo y tiembla). 

Entonces yo le agradezco a la gente que me educó allí, y por supuesto a los ejercicios de dicción que me hicieron en la secta. Pero yo no vengo a hablar de eso, porque en serio podría destinar unos cuantos posts a burlarme de algunos personajes, y ya eso puede que venga más adelante. 

Lo que para mí resalta de todo esto es un comentario que me hizo uno de los profesores del curso: 

"Es que Patricia tiene cara de cuaima". 

...

Ochocientos puntos suspensivos, todas las cejas tan arriba que me llegaron a la nuca y una respectiva volteada de ojos después, yo me pregunto: ¿Majomenos? Y entonces vienen a mí comentarios del pasado que puede que tengan que ver con el asunto: 


"...es que cuando yo te vi a ti, lo primero que pensé es que eras impenetrable" (sí, impenetrable, as "no se puede penetrar", as... "nadie te va a comer"). 

O sea, que Berlín es un bebé de pecho a mi lado, según me dijeron en algún momento. 

Ay, coño... 

Entonces decido compartir el respectivo comentario con el ventiúnico ser masculino del curso y me responde, con cara de pánico: "sí, tú tienes cara de arrecha". Bolsa. 

Ehh...¿Gracias? ¿Perdón? ¿Permiso? 

Me perdí. Yo pensaba que yo era un osito panda que estornuda y hace reír a la gente. Y al parecer lo que tengo colgado en la frente es un cartel que dice "Beware of the angry bitch". 

Nada... Que cuaima, así, que tú digas cuaima, no te soy... Porque eso es como jodido cuando uno no tiene con quién serlo. Pero de todas, todas... Hay algo en mi cara que asusta, por lo visto. 

No sé si será mi obsesión con las brujas lo que ha generado esta perceCción del mundo. Más bien yo creía que tenía una cara de pendeja bien administrada. 


viernes, 15 de junio de 2012

Castigo divino





No tengo internet. Mi internet siempre ha apestado, pero esto ya es el colmo. 
Es decir, tuve que recurrir a medidas extremas para poder postear y ahora estoy sentada al lado de un bebedero de un centro cultural de esta ciudad, donde finalmente consegui un enchufe y hay WiFi gratuito. Pero ya tengo el culo chato (y hay que echarle muchas para que eso suceda) de estar sentada en este murito de ladrillos. 


Y después me preguntan que por qué no creo en Dios. ¿Cómo es posible que ese pana, si existe y quiere lo mejor para sus hijos, me haga esto justo cuando tengo tantas vainas por hacer? 


La vaina empezó mal desde el principio. Yo, cuando era chiquita (no me acuerdo a qué edad y no voy a poner ninguna para no andar echándomelas de niña índigo) le preguntaba a mi mamá que cómo era eso de que Dios nos creó a su imagen y semejanza. Nunca me supo responder. 


Si la vaina es así, coño... Deberíamos ser perfectos. Claro, que la palabra semejanza implica un "parecido a" y no un "exacto a". La gran cagada, yo te digo. Porque si la vaina es que nos parecemos a ese ser, entonces qué triste que en un solo ser estén metidos los terroristas, monjas, voluntarios, violadores, delincuentes, niños, viejos, alegres y sádicos de todo el mundo... Por decir lo mínimo. 


Coño, es que con razón nos estamos volviendo locos. Si somos todo eso al mismo tiempo, qué difícil es tener una personalidad definida y no perder la cabeza en el intento. Yo, honestamente, creo que si ese pana existe, el carajo no fue que se fue a descansar al séptimo día, sino que se ladilló y dejó al ser humano a la mitad. No hay de otra. O simplemente dijo... "bueno, qué carajo, esto es lo que pasa por pretender hacer un ser de barro." No era muy buen ceramista, por lo visto. 


Y es que no puede ser que haya inventado seres tan inteligentes y brutos al mismo tiempo. No puede ser que las bestialidades y bondades estén al mismo tiempo en el mundo, pues. Ese pana es sádico, bipolar, esquizoide y con síndrome de personalidades múltiples, a mi modo de ver. Y más lo es porque crea seres inteligentes que hacen inventos increíbles como el Internet, pero que al mismo tiempo, inventan el 3G de digitel, que no sirve para media mierda. 


Yo creo que el Internet en mi casa no sirve por simple castigo divino. Porque justo donde estoy, no llega nada, entonces uno se conforma con la antenita balurda esa que se daña si la miras feo. No pana, esto no es un acto humano, éste es el principio de mi condena eterna.