lunes, 18 de junio de 2012

Beware of the angry bitch


Pues resulta que yo estoy en un curso de locución porque ya varias personas han tenido algo que comentarme sobre mi voz, entonces yo decidí hacerle caso a mi público fanático-histérico, y probar a ver qué tal me va. 


Entonces me doy cuenta de lo afortunada que fui al estudiar la carrera que estudié, donde la estudié. ¿Por qué? Bueno, porque, en principio, sé hablar. Vale, que soy la única comunicadora social de mi grupo y que no todo el mundo sabe cómo se maneja el lenguaje comunicacional, vale, te lo entiendo. Pero que digan oGsesión (en lugar de obsesión) o perceCción (sí, en lugar de percepción)... Coño, eso le causa un ataque de epilepsia a la mariposa que tengo tatuada en el cuello (en serio, la jeva como que entra en crisis y quiere salir corriendo y tiembla). 

Entonces yo le agradezco a la gente que me educó allí, y por supuesto a los ejercicios de dicción que me hicieron en la secta. Pero yo no vengo a hablar de eso, porque en serio podría destinar unos cuantos posts a burlarme de algunos personajes, y ya eso puede que venga más adelante. 

Lo que para mí resalta de todo esto es un comentario que me hizo uno de los profesores del curso: 

"Es que Patricia tiene cara de cuaima". 

...

Ochocientos puntos suspensivos, todas las cejas tan arriba que me llegaron a la nuca y una respectiva volteada de ojos después, yo me pregunto: ¿Majomenos? Y entonces vienen a mí comentarios del pasado que puede que tengan que ver con el asunto: 


"...es que cuando yo te vi a ti, lo primero que pensé es que eras impenetrable" (sí, impenetrable, as "no se puede penetrar", as... "nadie te va a comer"). 

O sea, que Berlín es un bebé de pecho a mi lado, según me dijeron en algún momento. 

Ay, coño... 

Entonces decido compartir el respectivo comentario con el ventiúnico ser masculino del curso y me responde, con cara de pánico: "sí, tú tienes cara de arrecha". Bolsa. 

Ehh...¿Gracias? ¿Perdón? ¿Permiso? 

Me perdí. Yo pensaba que yo era un osito panda que estornuda y hace reír a la gente. Y al parecer lo que tengo colgado en la frente es un cartel que dice "Beware of the angry bitch". 

Nada... Que cuaima, así, que tú digas cuaima, no te soy... Porque eso es como jodido cuando uno no tiene con quién serlo. Pero de todas, todas... Hay algo en mi cara que asusta, por lo visto. 

No sé si será mi obsesión con las brujas lo que ha generado esta perceCción del mundo. Más bien yo creía que tenía una cara de pendeja bien administrada. 


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