martes, 9 de junio de 2009

No me acuerdo qué pasó el miércoles. Sólo la noche demente de ese día que no recuerdo

Mi memoria está bastante mal hoy, y como tengo un poco de tiempo para escribir, pues decidí saltarme el día. Ya he eliminado días de mi memoria conscientemente, ¿por qué no hacerlo con un miércoles que, simplemente, no recuerdo? 

En fin. Recuerdo algo de la noche. Me di cuenta de que NECESITO actuar, eventualmente. Porque me estoy volviendo loca. Hoy lo dije, o mejor dicho, hoy me di cuenta porque lo dije como digo yo esas cosas sin darme cuenta: 

Te acostumbras a la rutina, por demente que sea, te acostumbras a no tener tiempo y a no dormir, cuando te falta eso, no respiras. 

Exagerado como todo lo que yo digo, porque evidentemente sigo respirando. Pero así se siente. 

Una vez hecho este paréntesis semi-intenso (estemos claros todos los que me leen, o sea, 2 personas, que puedo llegar a niveles increíbles), sigamos. 

De esa noche del miércoles recuerdo, básicamente, que todavía el grupo no entiende que, en ocasiones, voy a visitar. En lo que abrí la puerta del camerino mi nombre comenzó a ser vociferado por cuanta persona tenía un problema de producción: "maquíllame", "arréglame el alfiler", "cálmame". 

Give me a break. No estoy en la obra, y necesitándome no me facilitan la transición. 

Lo hice con todo gusto, por su puesto. Uno nunca se va realmente. 

"¡Coño, qué calor!" era la expresión general del mundo entero, porque el aire acondicionado no puede escoger mejor momento que las temporadas en el teatro para dañarse. Esta vez fue la peor de todas: no conforme con el calor, los hábitos de las monjas (sí, hábitos otra vez) y el stress propio, olía a soldadura y por lo tanto había más calor. 

Salir es la vía. No pude ni abrazar decentemente a quien quiero abrazar desde hace tiempo porque hacía demasiado calor, y no la voy a hacer gastar más energías de las que necesitan, no vaya y sea que se rompa. 

Empieza la obra y con ella el llantén respectivo de esta servidora. Joder, hay que ver que uno si es pendejo cuando quiere (exclamó la princesa). Me dejé manipular emocionalmente por la obra y, por primera vez, la entendí de cabo a rabo. 

Grave: o me estoy volviendo inteligente, o me estoy volviendo de esas intensas que no me gustan. Porque la intensidad te la tengo, y te la defiendo cada vez que el imbécil de mi trabajo decide juzgar a cualquier grupo que sea diferente, pero yo soy intensa light, porque evado, así de simple. 

Que me juzguen los intensos y superficiales del mundo: No pertenezco a ningún grupo. No tengo país y no tengo patria. ¿Cuál es? 

En todo caso, esa noche no me dejó más que recuerdos revueltos y una sola certeza: todavía no he logrado actuar como quiero. 

¡Mierda!




2 comentarios:

Anónimo dijo...

No sé de qué va la obra ni si tu llanto se desencadenó por la trama, como tal, o sólo por las fibras q te mueve volver al tetaro del q no te ha sido pero -ya no perteneces- (si es que lo he entendido bien).

Sin embargo no creo que dejarte manipular por una cosa o la otra, sea cual fuere el caso, signifique q seas intensa. Tal vez sólo estabas sensible, tal vez el regresar te tocó una vena, o todas.

Ni si quiera sé en qué trabajas!! Yo no me ocnsidero superficial pero sí intensa, de las que no te gustan; pero no te juzgo por "ser diferente" o "no pertenecer a ningún grupo". Supongo que te refieres a un grupo social ¿?

Yo sí tengo patria, 2!! Y sí, hay momentos para todo. A veces hay q ser intensos, a veces mejor no, pero todos somos diferentes y todos pertenecemos a algún grupo -o tal vez no- aunque sólo sea inconcientemente.

Lore dijo...

Hmmm... Bueno, después de ayer, podría decir muchas cosas aquí... pero sólo diré una, de esas que suena a frase hecha pero que sabes que digo con honestidad: Te entiendo...

Ayer lo entendí todo... también entendí la obra completa, por primera vez, pero es evidente la razón por la cual entendimos toda la obra... y también las razones para llorar...

Tequiero, sin espacios, con silencios, con abrazos, con la memoria asustada por tener cada vez menos momentos para recordar... Con el corazón arrugado porque "en Madrid o en NY la Habana está en todas partes"...

Te quiero.