domingo, 15 de noviembre de 2009

Insomnio por secuestro

A Horus, aunque nunca se entere

Y otra vez el insomnio de domingo, de día evasivo que no quiere entender que los lunes, y éste particularmente, comienzan las rutinas responsables por tener licencia para no saber de qué va tu futuro.

No me voy a quedar en esta reflexión, más que común, de cómo mi vida no tiene un objetivo claro, es bastante obvio. Me quedo, mejor, con mis fines de semana de los últimos meses, con los sábados y domingos a las 10 de la mañana en la UCV, no con los de las 8 de la mañana en la UCAB, pero sí soy ucabista.

Me quedo, sin duda, con lápices negros y sombras multicolores, con cachos, barbas, pelucas medio calvas y capas. Me quedo con los "corre-corre" de quienes apuestan por creer en sí mismos, y creen en mí. No me quedo con un sótano, sino con muchas calles mojadas de tanta lluvia, con metrobuses y camioneticas, con el Metro de Caracas y el collarín respectivo que no surte ningún efecto. No me quedo con las barbas de verdad, sino con las de mentira.

Me quedo con las salas que no se llenan, no con las que lo hacen a punta de ideales llenos de mierda, y no me refiero a la teatral, no a la buena, no a la que viene después de un círculo. Me quedo con las salas que huelen a "experiencia", a mucho teatro. No me quedo con las cabinas técnicas eternas, ni con las producciones generales: Me quedo con cabinas que espantan, que son de museo, también me puedo quedar con las mas avanzadas. Pero no, contigo no me quedo.

Secuéstrame, llévame a un lugar lleno de cojines verdes, de independencia, de ideales sustentables y de alcohol, mucho alcohol de todo tipo, de ese que integra y que no embriaga tanto como para perder los recuerdos. Llévame, a voluntad tuya y mía, a miradas sostenidas, -pero sobretodo, honestas, así no sean tan profundas como para llegar a cualquier sótano con alfombra gris- y juegos inocentes, o a algunos que no lo sean tanto. Insiste en embriagarme con tu fe, hurga en mí, a ver si consigues ese talento que dices que tengo y que yace bajo las minas de mis desperfectos.

Complícame la vida. Prefiero el autosecuestro.

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