miércoles, 20 de agosto de 2014

#NotTrendy

MTV, en algún momento de la vida, fue, en efecto, un canal de música. De ahí su nombre (Music Television). Luego todo se derrumbó. Comenzaron a "documentar" la vida de siete extraños, seleccionados para vivir en una casa/casino/churuata/apartamento de misión vivienda o lo que viniera al caso, y ahí el asunto fue en detrimento.

Poco queda de aquel canal innovador que, en su momento de gloria, tuvo la dicha de ser el pionero por su irreverencia y programación, principalmente musical. Digo que queda poco porque lo único que se asemeja al pasado son los fulanos premios anuales que tienen para música y cine, y que dejan mucho que desear de aquellas entregas en donde Britney compartía saliva con Madonna. Ahora... bueno, ahora tenemos a Miley con su trasero poco tonificado y sus colitas... Y su lengua, siempre su lengua.

Luego vinieron otro tipo de realities. Cada vez más absurdos. Y luego vino Jersey y todos los Shore. Próximamente, habrá un Acapulco Shore, porque "Protagonistas de Novela" no fue suficientemente humillante.

El asunto que vengo a tratar hoy tiene que ver con el daño que nos han hecho estos programas. Ya se ha dicho demasiado, y lo sé, estoy absolutamente consciente de ello. Pero es que ahora hay otro tipo de reality: El hashtag. Si los realities servían para lanzar a una persona X a la fama, los hashtags ayudan a alimentar el ego de quien decide poner algo así como "#cool #tagsforlikes #yolo" en una foto de un gato usando lentes de pasta. 

Para cada día de la semana existe un hashtag predeterminado, inventado no me pregunten por quién. Por eso no los utilizo. 

El #lunesdedarleanimosalmundoparairatrabajar
El #martesdetodaviasigueeliniciodesemana 
#miercolesdeganarseguidores
El #tbt (Throw Back Thursday, que me tomó años en descifrar) 
El #FF (Follow Friday) 
Y los fines de semana se destinan al #party #cool #rumbita y afines. 

Yo los uso para promocionar las obras en las que participo, o las que me parecen interesantes, y ahí no lo niego, pero cuando comenzamos a escribir con un signo de numeral antecediendo cada palabra... Ahí ya comenzamos a evaluar la posibilidad de ser enviados a una confortable habitación acolchada y blanca, con un caluroso suéter que nos amarre los brazos.

Porque no es posible que tengas la necesidad de hablar/escribir como si tuvieses hipo. El numeral es como una pausa loca que haces cuando estás escribiendo, y sólo lo haces para obtener más likes.

Yo me emociono cuando tengo más de diez. Y también me histerizo porque no sé cómo quitarle las notificaciones a mi celular, entonces, si tengo diez "me gusta" en menos de media hora, esa fulana pantalla no deja de iluminarse, y eso a mí me estresa. No sé cómo hará el asistente de Madonna (porque evidentemente ella no carga con su celular encima) para soportar tantas vibraciones del aparato al día.

El asunto con el hashtag es que buscamos la fama y el reconocimiento a través de un símbolo que tiene demasiado tiempo existiendo. Y eso lo aprendimos de los programas "realistas" de cadenas de televisión, como MTV. La prioridad de la mayoría de los usuarios de las redes sociales es tener cada vez más seguidores (vamos, que para eso uno se inicia en ese mundo, para poder seguir gente interesante y considerarse lo suficientemente atractivo como para que los demás te sigan).

El Harlem Shake fue así de viral porque las personas que lo versionaron buscaban reconocimiento. Lo mismo sucede, en muchos de los casos, con el Ice Bucket Challenge. Muy bien por la causa, muy bien que haya sido efectiva, pero puedo asegurar que buena parte de las personas que lo han hecho se graban con una posible causa de hipotermia porque les parece divertido. 

Entonces el mundo se va convirtiendo en un lugar más banal, que considera apropiado seguir a los demás por simple moda, sin preguntarse cuál es el origen de aquello que siguen, dicen o escriben. De cada diez personas a quienes les he preguntado, diez ignoran por qué es que les dio por usar mostachos como leit motiv de sus accesorios, o bien, no han investigado por qué es que a la gente le dio por decir "Jebús" en lugar de "Jesús", en ciertas frases. 

Nos hemos convertido en un montón de signos numerales y arrobas. Pareciera que estuviésemos compuestos de Gigabytes en lugar de estar formados por células vivas. Los robots, eventualmente, la tendrán fácil. O aparecerá Neo para darle ctrl+alt+supr al teclado, y que se resetee La Matriz. 

Apoyo a quienes se hacen eco de las redes sociales para aprovecharlas de forma inteligente. De hecho, aquellos que las han sabido utilizar lograron crear un nuevo puesto de trabajo, que paga mucho mejor de lo que esperarían. Pero reniego del comportamiento tipo oveja con perro al lado que la lleva a donde él decida, no donde ella quiera. 

Ya veremos cuál será la próxima moda. Entre el planking y las selfies todo es posible.  Por lo pronto la gente juega a ser Elsa (la de Frozen) porque es demasiado #trendy. Y felicito a aquellos que lo hacen porque investigaron de qué va el asunto. Esperemos, por otro lado, que las unidades de emergencia y neumonología de todos los hospitales del mundo la tengan suave durante esta temporada. 

No hay comentarios: