lunes, 5 de diciembre de 2011

Delirium Tremens




Tengo una necesidad inminente de escribir, aunque no tengo demasiado claro sobre qué hacerlo, porque últimamente ando de un intenso que como que mejor me reservo ciertas cosas para mí. Después de todo este blog se trata sobre jugar a ser sencillos, tarea que, seamos justos, es absolutamente titánica para mí.


Paso mis días helados de la universidad a la casa. Uno que otro me arriesgo a lidiar con la brisa demente de la "costa" inglesa y me lanzo a patear la calle y ver todo lo que quiero y que compraré cuando esté finalizando mi jornada. Sin embargo, yo sé cuando la cosa no está funcionando del todo bien adentro.


Lo sé porque soy una inconforme y la mayoría de las veces no funciona bien. Pero hay ocasiones en las que mi disfuncionalidad llega a límites astronómicos. Y puede que esta condición coincida con los fulanos 28 días, con las hormonas o que sea, por ahora, efecto del frío. El asunto es que he pasado ya un tiempo evadiendo el hecho de que no estoy funcionando como reloj suizo, y hay muchísimos factores para que eso sea así, pero el principal es éste:


No estoy haciendo teatro y como consecuencia estoy caminando por los linderos de la insanidad. Vale, yo sé que el teatro es para locos, soy testigo presencial de ello. Pero el asunto es que eso es mi vida, que yo no funciono bien si no me tengo que levantar todos los fines de semana a ensayar algo, a ver un ensayo o a decir que un día X toca hacer producción. Porque tengo como 12 o 13 años con la misma costumbre, porque durante un tiempo intenté dejar de hacerlo y caí muy cerca del fondo-fondo.


Esa es mi droga más fuerte. Es que dudo que haya una sustancia psicotrópica parecida. Yo muero por quejarme todas los viernes porque tengo ensayo los sábados temprano y no puedo salir en la noche. Yo vivo por llegar muerta del cansancio a mi casa, con dolores en zonas que no pensé que eran tan sensibles en mi cuerpo. Yo necesito de ese masoquismo absurdo de exponerme frente a gente que me conoce, que me importa, que creo que les importo lo suficiente,como para saber cuáles son mis "entre-líneas" cuando digo cada texto o propongo cada idea.


Yo sin las tablitas fulanas no vivo. Soy tímida, soy poco conversadora (más allá de ciertos miedos que se apoderan de mí porque sigo pensando en español y a veces se me enreda la lengua). No soy graciosa. Grave.


Yo necesito mi dosis de teatro (hacerlo, porque para verlo tengo muchas opciones acá, afortunadamente) pronto. Porque yo sin mi lugar feliz no existo.

No hay comentarios: