domingo, 29 de julio de 2012

No, it's not that kind of call

Yo debo tener algún desorden psicológico que tienda al suicidio doloroso, lento y tortuoso. Estas últimas semanas no han sido más que un absurdo de tortura, stress y ocupaciones varias, de las cuales sólo una me hace sentir completamente plena. 


Absurdo. ¿Quién, en su sano juicio, se somete a tanta vaina y masoquismo si no pretende acabar con su espíritu? Yo.


Hola a todos, soy Patricia y tengo tendencias suicidas. (Se escucha la respuesta de todos los miembros del gremio teatral venezolano: "Hola, Patricia".). 


He tenido situaciones insólitas desde ensayos de madrugada hasta dramones absolutamente innecesarios. Dicho sea de paso, he sacrificado ver a gente que no vive en este país por cumplir con mis obligaciones. Me estoy convirtiendo en una workholic de primera, pero como yo no trabajo en una oficina, entonces soy una intensa. 


En uno de estos días dementes que han transcurrido, pues como que mi celular no aguantó la presión y tuvo un intento suicida más efectivo: Se me cayó en lo que iba bajándome de un carro y ahora está desfigurado como Marisol, la de la novela. No tiene cara, o sea, no tiene pantalla. 


Es decir, ahora soy una forever alone del mundo, porque sin celular (maldigo a nokia, blackberry, motorola, samsung y apple) una  te es nadie. Entonces procedo a advertirle a las personas con quienes más me comunico, que mi celular tuvo un ataque kamikase y ahora es como la parte cubierta de la cara del fantasma de la ópera. No se lee ni medio mensaje... La pantalla está en blanco... en blanco. Mi celular se convirtió en un rubio de LA que está en blanco. 


Yo avisé por twitter, por facebook, por señales de humo, que mi celular murió... Sin embargo, sigo recibiendo mensajes y la fulana lucecita roja me atormenta la vida porque sé que alguien quiere comunicarse conmigo y yo no sé quién demonios es. 


Por supuesto, esto pasa en el día 28 de mi mes, cuando asumo que ya pasó el fulano Mercurio retrógrado (porque a mi las cosas buenas me pasan mientras el pana planeta está atravesado, no cuando ya pasó la vaina) y cuando tengo ochenta mil llamadas por recibir. Estando pues en esos días que los hombres no pueden mencionar porque no saben cómo hacerlo (por alguna razón les asusta la palabra "menstruación"), yo estoy un poquito más... más... proclive a explosiones e implosiones repentinas a lo Katy K-boom. O sea, que estoy pasada de marica y no razono con un poco de lógica (si es que en algún momento lo hago). 


Entonces la fulana lucecita roja me aturde, me aturde en serio, y yo, en lugar de pensar que puede ser alguna de las actrices o actores, directores, asistentes o afines de alguna obra, que puede ser alguien que necesite de alguna información, alguien con quien me haya comunicado con frecuencia últimamente, no... Yo me pongo a pensar en que, como Murphy me ama, esa lucecita roja implica un bootie call... Porque una te es así de absurda. 


Entonces cada vez que el perol ese vibra, porque ni siquiera es que lo tenía con sonido cuando intentó matarse (fue un intento de suicidio silente), yo no tengo ni idea de qué es lo que me está llegando. Ergo, empiezo a ponerme creativa y pensar que el ser (que no es el de mi vida, obvio), me quiso escribir. Claro, bellísima, porque el pana que nunca escribe va a escribir cuando tú lo invocas con la mente. No reina, no funciona así y ya lo sabemos. 


Es alguien mandando una cadena que dice que hoy es el día de la pestaña y se acordó de tus pestañas. Esas pasjuatadas del bootie call contigo no pasan, no tan seguido al menos. No mi reina, eso fue un tweet que alguien puso de favorito o un "like" que alguien le dio a algún comentario. Alguien te agregó a algún grupo o alguien sigue preguntando si vamos a tener clase del taller en el mismo sitio de siempre, a la misma hora y por el mismo canal. 


No es un bootie call, chica. Porque tu no vives en el mundo de Gossip Girl. Tú estás aspirando más hacia Sex on the City, pero en verdad eres parte del elenco de una vaina así como The Middle, o de "Conversaciones con la Madre Sor Juana Inés de la Cruz",  una vaina en la que no te hay de eso que llaman Sex, y mucho menos on the City. 


En todo caso, que hay que cambiar de celular, a ver si recuperamos un poco las distracciones que me hacen ser un poco más rubia. 

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