lunes, 23 de julio de 2012

Ta-cho

Es legal. Yo tengo tiempo para muy pocas cosas, y de verdad, no he tenido ni un pestañeo para revisar este coroto virtual, y mucho menos escribir en él. 


El tiempo pasa volando, súper cliché pero es así. La semana pasada fue una demencia compuesta por siete días, unos más insólitos que otros, protagonizados por una palabra que ya me crispa los nervios y por actitudes que hacen que una te dude sobre seguir en el "chou bisnes" (show business para los entendidos). 


Los pocos tiempos para respirar los dedicaba a revisar twitter para ver cómo iba la vida en el mundo, y para chismosear las actualizaciones de mis contactos en el teléfono, porque sentía que no los veía desde hacía diez años. 


Y la maña se me quedó en este inicio de semana. cuando me dispuse, después de unas merecidas horas de sueño, a levantar mi teléfono, desenchufarlo de su cargador y revisar las actualizaciones de mis contactos. 
Entonces leo lo siguiente: 


"Orgullosa ex-teresiana desde hace 10 años." O algo por el estilo, de una de mis ex-compañeras de colegio. 


Ya va.... ¿Qué? Tacho, tacho, tacho... ¿De verdad dejé de hablar con mis contactos por tanto tiempo? ¿10 años?


Y majomenos, ¿en qué demonios momentos se fueron esos diez años? Ta-cho. Yo todavía me acuerdo de la llorantina que armamos todas porque no me dejaron leer el discurso que yo quería leerles el día del acto (que le hubiera dado un coma a cualquier diabético, pero en el momento, yo era cursi y le decía a la gente lo especial que era, porque era adolescente, pues), yo todavía recuerdo nuestros "cuartos de hora" de quinto año, que, básicamente, consistían en robarnos el radio y escuchar música o lo que fuese. Las líneas de conga que bailábamos en primero de humanidades, la manoseadera que yo tenía con mis amigas frente a las monjas, sólo para sacarles la piedra...


Chica, yo todavía me acuerdo de los nombres de los amores y dolores de casi todas mis compañeras (las amigas) de bachillerato. 


¿Cómo así que yo me gradué hace 10 años de bachiller? Pero, ¿quejeso? Santa Teresa de Jesús (motivo de la existencia de las teresianas y disfraz de alguna profesora todos los años durante el pregón) decía: 


Nada te turbe 
Nada te espante
Todo se pasa
Dios no se muda
La paciencia todo lo alcanza
Quien a Dios tiene nada le falta
Sólo Dios Basta. 


(La teresiana que haya leído esto y no haya cantado la canción en su cabeza, perdió esos reales, les voy diciendo desde ya) 


Tacho, Teresita, tacho. Dios me abandonó al dejar que envejeciera. Todo me turba al pensar que han pasado diez años, una década, desde que yo dejé ese colegio. Nada se pasa, jeva. Nada se pasa porque este trauma de sentir que se me cuartea la piel es cabilla, ¿oyó? Coño, Teresa, para ti es fácil decirlo. Tú eres doctora de la Iglesia, y vaina. Tú eres inmortal, pana. Pero ¿y yo? Yo soy la pana que hablaba de la monja mocha en el colegio, de ahí no salgo. 


Si la paciencia todo lo alcanza, pues me vas dando bastante de esa para esperar la pastilla que me dé la eterna juventud. Porque eso de que diez años se fuesen así, tan de golpe, yo te digo de verdad... Es como una falta de tacto de parte de tu pana, el que sólo basta. 


Si yo todavía me acuerdo del libro de vida, la madre Francisca, la madre María Rosa intentando que una te medio cantara "Aprendiz de Paloma" y de la madre Aurora gritando "Rémoras". Pana, yo todavía tengo fresca la rebeldía de usar la falda por encima de la rodilla, sólo por joder. Tú me tienes que estar jugando una muy fea, Teresa. Porque el tiempo pasó muy rápido y yo ni cuenta me di. 


Y para colmo de males, ya yo en trauma histérico por esta vaina, me doy cuenta que una de mis sobrinas (culo limpiado de por medio y cambiada de pañales respectiva), ya tiene cédula


Tacho, pana, tacho. Bájenle dos al mundo, que nos vamos a estrellar. 

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