viernes, 3 de febrero de 2012

I'm so sorry for saying thank you!



Los británicos son conocidos por muchas cosas: por ser fríos, por la puntualidad y por su té. Vale, de todo esto sólo el té es lo que he confirmado. Primero porque con el montón de inmigrantes que tienen, como que ya se resignaron a que el Big Ben no es quien dicta el ritmo de vida. La súper población que tienen ahora, con su gran mezcla de culturas, los hace más tolerantes al tema de la impuntualidad, y no es como que te van a sacar un ojo por eso. Al menos no la gente joven.


Por otro lado, el asunto de la frialdad tiene un poco de realidad y un poco de ficción. Esta gente no anda por la vida en bikini (como todo el mundo imagina a los latinoamericanos), bailando, besando y abrazando a personas que acaban de conocer (algunas mujeres sí lo hacen), pero es porque ellos son así, Europa en general es así. El asunto está en que cuando yo pienso en el término "frío" (además de recordar una noche por demás loca en mi vida) pienso en gente antipatiquísima. Y nada más lejano de la realidad con los súbditos de Elizabeth.


Esta gente es demasiado amable. A veces demasiado. Para todo dicen "thank you" y por todo se disculpan. Es como si los jevos cargaran una culpabilidad histórica (ve tú a saber por qué), e incluso cuando tú eres quien comete una falta, los panas se disculpan.


He aquí un ejemplo claro del asunto: Este humilde engendro de escritora que soy, siendo latinoamericana por excelencia, busca descuentos hasta debajo de la alfombra de su cuarto. Ergo, cuando va al cine ella siempre pide su descuento de estudiante. Intentando aprovechar las oportunidades de ser una estudiante de nuevo, me acerco a la venta de cotufas y demás afines (lástima que no tienen combo de tequeños) y pregunto si puedo obtener alguna rebaja. Es decir, me estoy pasando de viva y de lambucia. Y la mujer me responde:


"I'm so sorry I can't help you with that! The discount doesn't include food, I'm so sorry!."
con puchero incluído.


Evidentemente no conocen la filosofía del venezolano de "el más vivo es el más cool".


Y el asunto de la amabilidad llegó a su límite cuando viajé a Salamanca hace unos días. Pensemos, por un minuto, en los guardias nacionales en Maiquetía. Pensemos en su cara de miembro inferior posterior, muy bien administrada, y en sus ganas de abrirte la maleta, no importa cómo ni por qué. Pensemos en su necesidad de retenerte un rato, aunque sea para joderte la paciencia. Recordemos que al pasar por los diferentes dispositivos de seguridad, te miran como si fueras la esposa de Carlos, el Chacal, o bueno, como alguien de la oposición.


Con todo este background lleno de sabor latinoamericano, esta humilde servidora se dirige a pasar por los detectores de metales y se encuentra a un señor viejito (como unos 60 y muchos) diciéndole que se ve mucho mejor que el resto de las personas que están en el aeropuerto. Previamente a esto, ya esta india había sacudido su plumaje al ver una pantalla con forma de cuerpo humano, con una proyección de un ser vivo diciéndote cómo tienes que guardar los líquidos en tu handbag. Luego, al recibir el piropo de señor cuchi de aeropuerto (primer corto circuito), yo empecé a sentirme en una obra de Dalí. "¿Qué se supone que haga?
¿Salgo corriendo o pretende que le dé mi teléfono?"


A esto le sumamos que el amigo me dijo "sweetheart" y "darling" como 3 veces: "How are you darling?" "You can put your belongs here sweetheart". Pienso  para mis adentros: "O esta gente tiene por Biblia el Manual de Carreño, o el nuevo target de levante son los seres muy mayores". Y entonces pasa lo impensable: La máquina de rayos X que te chequea el handbag no sabe identificar mi cámara fotográfica, así que me retienen por unos minutos, y la mujer que me atiende, luego del respectivo "sweetheart", me dice: 


"I'm really sorry for making you wait here, but something happened with your bag, don't worry, you'll be on your way in just a few seconds."


O sea, pude ser una narcomula, y por lo visto aquí hasta las narcomulas son tratadas dignamente. Esto es el colmo. No entiendo la sonrisa eterna, aunque la agradezco porque, aun si no es sincera, me ha hecho la vida mucho más sencilla desde que llegué.


Ahora bien, mi pregunta es: ¿Por qué si ellos no tienen sol todo el tiempo son tan amables, y nosotros que nos morimos derretidos todos los días estamos tan agresivos? Sencillo: ellos no tienen lo que nosotros tenemos actualmente. 


Pero incluso con nuestros problemas, me parece que deberíamos usar más el "cariño" y el "disculpe la espera", y menos el "mami" y el "bueno, ya va que no es mi culpa". Me parece que deberíamos tomar más té, y ver menos canales nacionales, al menos por una semana, a ver si nuestra vida mejora.


Sí, utópico. Pero es que no encuentro soluciones coherentes para ese caos que me espera en dos meses.

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