miércoles, 10 de octubre de 2012

De recuperarse, o algo así.

Supongo que hace dos días era el día perfecto para drenar todo por medio de blogs, tweets, posts de Facebook o cualquier otro medio lleno de Gigas y Megas que nos alejan más de la realidad. Yo hace dos días no sabía ni qué decir, y como siempre llego tarde a eso que es trending, pues lo hago hoy. No porque quiera seguir hablando del tema, sino porque necesito sacarlo de mi sistema. 

Como una buena parte de las personas que se mojaron el chiquito este fin de semana, yo también estoy triste. Perder es un coñazo. Y sí, mientras haya vida hay esperanza. Ese es mi miedo, que se me acabe la vida . No pretendo analizar nada aquí, porque yo de política sólo tengo 14 de años de experiencia autodidacta. De saber que lo que vivo no me gusta y de entender que la única forma en la que creo que mi opinión quede manifiesta es pintando la punta de mi dedo de morado. 

Muchos dicen que nos merecemos esto. Yo no creo que merezca vivir con los ovarios en la garganta cada vez que voy a salir. Porque yo no soy de los que dicen que nunca se harán amigos de otro bando, porque yo creo en el ser humano, no en el color de una franela, boina o pantaleta. Yo creo que podemos estar mejor. Pero sí estoy de acuerdo con que falta mucho por aprender. No quiero escuchar análisis de nadie, porque a mí (como al resto del egoísmo que reina en este país), sólo me interesa que alguien me explique cómo es que uno se recupera de este golpe tan arrecho y dónde es que se compra el guáramo, porque necesito tomar una decisión y he ido a burda de partes y no lo consigo. 

Las cosas son como son, y seguirán estando igual (o peor) por los próximos años. No. No serán sólo seis a mi parecer, porque el que venga en seis años en lugar de éste (ojalá que así sea) va a tener que conseguir pega loca por galones para poder pegar las trizas de un lugar llamado Venezuela. Yo le voy a seguir echando bolas hasta que entienda qué coño tengo que hacer. Pero el guayabo que se respira en la calle no ayuda. Yo sólo sé que, al menos, he tratado de ser lo más tolerante posible. Mis disculpas si he ofendido a alguien en estos días. Uno no es persona cuando está embriagado de tristeza. 

Y coño, a la hora del té, lo único que quiero es sentir que puedo llegar viva a la casa. Yo sé que no hay fiesta en el cielo, y yo voté en nombre de uno de esos ángeles. De muchos de ellos. Venezuela necesita menos Iphones y Blackberrys y más partidos de la Vinotinto, más triunfos de Limardo, más unión, coño. Y no sé cómo se logra, porque la agresión es demasiado fuerte de ambos lados. Yo quiero una patria nueva, sí, con todas las palabras y letras de esa frase. Pero no la quiero llena de sangre, de inseguridad ni de agresiones. Ahora que lo pienso no quiero un país nuevo, yo lo que quiero es un país sabio.

Me cansé de "al que no le guste la inseguridad que se vaya" y "yo nunca tendré amigos chavistas.". Ni me quiero ir, ni puedo dejar de abrir mi vida a una persona que tenga otro punto de vista. Con lo que no puedo es con la hipocresía, y creo que eso algo que la mayoría de la gente tiene que dejar de ejercer. Eso no existe en ninguna universidad como carrera. 

Así que a aquellos que sentían que iban a ganar y estaban siendo buenos y querían unidad, y luego se volvieron un sapo con verrugas al conocer los resultados, revísense.

Aquellos que se visten de rojo para una marcha, o mejor todavía, marchan en Ferrari, sincérense. 

Aquellos que viven afuera desde hace mil años, y estaban angustiados por su madre patria, pero no votaron. Sientan culpa. 

Aquellos que se creen expertos en la materia. Sigan la vida. Todos tenemos opiniones. Exprésense, pero entiendan que un enguayabado es sensible. Sientan y critiquen a su patria en la medida en que la defienden afuera. 

Y por último, aquellos que viven afuera y dicen que quien está en el poder debe seguir porque salvó a Venezuela, devuélvanse y caminen en la madrugada por aquí. Luego hablamos de eso. 

No voy a comentar sobre lo horrible que es sentir que un gobierno te insulte todos los días, o te vea la cara dándoselas de pacifista. Eso ya lo han escrito muchos.

Yo lo que quiero es que me devuelvan los buenos días cuando saludo (los buenas tardes en verdad, yo nunca me levanto temprano), los "a la orden" después del gracias. Yo extraño a los venezolanos que te sonríen en la calle aunque no te conozcan y repudio el mal humor de todo el mundo. Yo quiero recuperar a ese país. 

Yo quiero que Venezuela y política dejen de ser sinónimos. Yo me quiero recuperar de la paranoia y quiero respeto. 

Y ya. Yo quiero ser venezolana; no majunche, chavista ni mucho menos ni-ni. 

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