miércoles, 16 de enero de 2013

Pilatos no debería ser tan "in"

Además de todos los problemas que he dejado aquí expuestos, voluntaria o involuntariamente, yo hoy tengo uno que me aqueja con profundidad, y quiero asumir que se trata de un problema serio. Resulta que mi celular tuvo un ACV. No, ese no es el problema. O bueno, sí, porque me estoy convirtiendo en una autómata del Wall-e World que sólo está pendiente de lo que una pantalla tiene que ofrecer. 

Resulta que el pana es súper malcriado y decidió que se tenía que reiniciar cada tres minutos, porque eso de jugar a Peek-a-boo a él le parece jocoso. Entonces, luego de entrar por todas las facetas habidas y por haber, típicas de estas circunstancias, yo asumí con dignidad su ataque y lo mandé a un rincón hasta que, al día siguiente, pudiese llevarlo al médico. 

Y resultó ser que la medicina sistémica es más efectiva que ir al Mercy West Hospital. Traduzco: al ir a la tienda en donde se supone que solucionarían mi problema, me trataron como si fuese a causarles uno. Y eso es lo que me molesta realmente. ¿Cómo así que tú no le vas a rendir cuenta a la memoria del santo Steve Jobs? 

Fui a la tienda y el pana de "servicio técnico" lo que hizo fue joder más mi situación. Y lo peor es que en Internet ya salía cuál podría ser el rollo, pero él no me hizo caso. Antes por lo menos podía seguir mandando mensajes, ahora ni siquiera puedo usar el celular. Gracias, gordito, por estar pendiente de tu celular (que ni siquiera es de la marca en donde trabajas y lo exhibes sin ton ni son) y de cuadrarte un culito para la noche. 

He ido a otras tiendas Mac en el mundo, y de vaina te lavan los pies al llegar, mientras te hacen una keratina y te ofrecen un té. ¿Entonces, mi rey?

El problema es que aquí no hay cajera, persona que atienda en panadería, ni en ninguna tienda, que te diga "buenas tardes". Y eso a mí me revienta porque yo me niego a perder el sentido de la educación con los extraños. Con los cercanos soy una guarra que ha traspasado todos los límites de confianza pensables por la mente humana, pero...un poquito de por favor... La gente del día a día no tiene por qué enterarse de quién soy, pana. La gente tiene que mantener un poquito de cordialidad. 

¿Por qué te tienen que mirar feo y voltearte los ojos de una vez? ¿Qué tanto costará decir "gracias, buenos días/tardes/noches", "a la orden"? No entiendo cómo es posible que sea más fácil publicar en un estado de Blackberry que amas el mundo, que amas a tu novio y no sepas decir gracias. No entiendo en qué momento decir "te amo" se convirtió en algo más sencillo que agradecer por un buen servicio.  Eso habla mucho de la bipolaridad social venezolana.

Yo entiendo que en ciertas horas es difícil estar de buen humor, pero ¿todo el día? ¿a cualquier hora? ¿en cualquier canal? No, mi reina, eso no es así. 

Para más, mando un correo quejándome (ilusamente pensando que alguien podrá seguir el ejemplo de Lego y mandarme ochenta productos Apple para aplacar mi ira) y lo que me dicen es, básicamente, lo mismo que me dijeron ayer: "vaya a donde fulano, nosotros no podemos responder por eso"

Pilatos debería pasar de moda en algún momento. Porque así funciona y ha funcionado siempre esta taguara bolivariana: aquí nadie tiene la culpa y todos bajan la santamaría con el aviso de "siguiente ventanilla", hasta que se acaban. 

En algún momento tendré el valor de decirle a alguien que me trate mal que me cuente sus penas, que yo escucho burda a la gente, pero que me sirva el café con amor y me le haga uno de esos diseños de florecitas que se ven tan lindos en la espuma. Yo sé que estamos en la ciudad de la furia, pero más fúrica se va a poner si nosotros seguimos así. 

Me rehúso a dejar de decir gracias, aunque no me contesten. Pero cada día se hace más difícil la cosa. Sin demasiadas moralejas tampoco, que al final cuando no me brindan un buen servicio, lo que hago es dejar monedas de propina. No es un asunto de creerse superior, o no. Nada más alejado de la realidad. Si yo edito bodas y ese es mi trabajo, lo hago bien. Si usted atiende clientes, ese es su trabajo, hágalo bien. No me lance panes con cubitos de mantequilla en la mesa como si usted fuese Magallanero y se enteró de que yo soy de los Leones. Haga el favor. 

Si usted trabaja en una tienda Mac, usted tiene que ser Sheldon Cooper. Y punto. Y si metió la pata, asuma su barranco (la escritora se lo repite a sí misma hasta la saciedad). Si no puede ayudarme con mi problema, al menos llame a quien lo puede hacer, frente a mí, y hágame sentir que le importa lo que me pasa. 

Eso es lo que falta en esta guarandinga, conciencia y respeto por el otro. La gente debería hacer un poquito más de teatro y entender sus reglas básicas, a ver si mejoramos un poco el sentido de la humanidad. 

2 comentarios:

Carlos Enrique Vargas dijo...

Yo creo que la gente no debería salir de su casa si va a tener una actitud. Me explico, a mi no me importa si tu día ha sido malo cuando me tienes que atender, es tu trabajo y punto, mejora tu día optimizando tu capacidad de respuesta con el público y la gente en general. Yo no sé por qué a la gente le cuesta tanto sonreir.

Patricia (Odio que me digan así) dijo...

Les cuesta sonreír porque no leen mi blog.

Mentira, no sé por qué. Espero no llegar a ese estado nunca.