miércoles, 6 de marzo de 2013

Vivir la historia

Nunca me gustó estudiar historia. Era la materia que más me costaba cuando estaba en primaria. Recuerdo que mi mamá se tuvo que quedar conmigo hasta tarde, cuando estaba como en cuarto grado, porque no me entraban unas fechas en la cabeza, y tenía examen al día siguiente. 

En bachillerato no cambió mucho la cosa. La historia me aburría terriblemente, sólo cuando tuve que ver Cátedra Bolivariana en noveno me interesé por el personaje en cuestión, y mi trabajo final consistió en hablar de la mitificación de nuestro libertador. 

Pero lo loco de todo este asunto, es que siempre me imaginé que vivir durante esos momentos que estudiaba debió ser súper emocionante. Hasta ayer. No sé cómo definir lo que sentí ayer, sólo sé que puedo describirme como una más de las caras con incertidumbre en la cola que me agarró para volver a mi casa.

Esta historia que vivimos no está llena de caballos y espadas. Esta historia que vivimos está llena de incertidumbre, de lado y lado. He tratado de ser lo más respetuosa posible con quienes sienten dolor sincero por la pérdida de quien para ellos fue una salida, fue una luz (no me refiero a quienes quedan a cargo, me refiero al ciudadano que, honesta y pacíficamente, creyó en él). Y espero que ellos entiendan mi silencio, porque no tengo demasiado que decir, eso lo dirán los libros luego (y probablemente todas esas palabras suenen más grandes de lo que ya es todo esto). 

Ahora entiendo que, no todo el mundo quiso a Bolívar en su momento. Ahora entiendo aquello de que la historia la cuentan los vencedores. Y ahora entiendo que la oposición siempre existirá, aunque sea en silencio, como yo. No tengo ganas de buscarle pelea a nadie, porque siento que es absolutamente innecesario. 

No estoy de luto, sé que muchos sí lo están. Y porque sé lo mucho que duele un luto, respeto a quien, con sinceridad, sufre por esta circunstancia. No me voy a poner a analizar sobre las estrategias de gobierno, sobre la subestimación, sobre si murió ayer, anteayer o el día que se fue a operar. No pretendo hablar de la cadena nacional llena de amarillismo y propaganda. De nuevo, eso, si se sabe algún día, lo aprenderán mis hijos. Sólo estoy clara de algo: mi mala memoria no va a olvidar estos días. Así como no ha olvidado los momentos importantes de estos últimos 14 años. Sé que éste sí es un cuento que voy a contar cuando esté tan arrugada como mi abuela. Ella me echa cuentos de Gómez, yo echaré cuentos de Chávez. 

Vivir la historia suena más épico en los libros. Vivir la historia es mucho más fácil para el lector. Vivir la historia, en el presente de este país y en mi caso, es quedarse sin palabras. 

2 comentarios:

Freddy Metal dijo...

Mas o menos parecido pensaba hace días que veía la televisión con mi hijo de 4 años que se emociona hartísimo con la imagen de Simón Bolívar y su perfil de héroe: sobre un caballo, con una espada y mucho brío para enfrentar la adversidad... hasta con capa lo han pintado.

Me confieso detractor de la política chavista y post-chavista que vivimos hoy (marzo de 2013)... pero debo reconocer que mi hijo cuando esté estudiando Historia de Venezuela en octavo grado, tal vez ya esté reflejada la vida y obra de Chávez en limpio es posible que me sienta muy bien que le ofrezca una matriz de información adicional que los historiadores no plasmaron en el texto educativo. En un futuro no muy lejano han de reunirse para ponerse de acuerdo en una cosa: ¿lo describimos como un progresista o como un tirano? Mi abuela recuerda a Pérez Jiménez como "hombre que le hizo mucho bien al país... tanto es así que muchas de sus obras aún están en pie y funcionando"... más si acudimos a los libros podemos ver un cuento de persecución, represión, corrupción, desapariciones y homicidios cometidos por la policía nacional del régimen.

Lo que nadie nos podrá quitar es que durante el mandato de este finado militar abrimos los ojos muchas personas para no dejarnos engatusar con un hipnotizante discurso que como mínimo, en cada cadena de MUCHAS horas de duración, mencionaba la palabra "YO" mas de 300 veces... común denominador de los gobiernos que centran su radio de acción en torno a un solo hombre. Gracias a Dios podré decirle a mi hijo que no dormía durante este período de 14 años de boliburguesía... lo cierto es que muchos despertarán en estos días diciendo "verga... ¡yo sí fui jala bolas!... de pana que no sabía lo que hacía... Pero ahora vamos a ver si me aceptan de nuevo en Copei, Acción Democrática, Causa R... mmmm... ¿Y si armamos el Chiripero otra vez?"

Patricia (Odio que me digan así) dijo...

No sé cuál sea la solución, no soy demasiado política. Yo lo único que tengo claro es que estos recuerdos los voy a tener bien fijados en mi memoria. Casi cinematográficamente, consciente de que quien pinte la figura de Chávez sea el que triunfe, sea cual sea su corriente.
Y mi verdad, la que vivo en este momento, esa es la que trataré de mantener en pie al momento de contar todo esto que estamos viviendo.