miércoles, 12 de octubre de 2011

Europa, al parecer, me sienta bien.



Pues sobreviví a mi primera visita al mercado. No, finalmente no encontré el cebollín después de olfatear cuanta mata se me paso por el frente con tallo largo. Había celeri, pero eso no es cebollín, así que no me sirve para preparar mi glorioso dip. Compré pocas cosas, creo que fue más por estar psicoseada con el asunto del ahorro, que por el pánico que me daba enfrentarme a entender que estaba haciendo mercado.


Recordé los viejos tiempos, no, no esos tiempos en los que yo solía hacer mercado, porque esos tiempo nunca existieron. Recordé a mi prima en sus primeras andanzas en el Imperio, meneando los aguacates en frente de todo el mundo para ver si estaban maduros y comprables. Me reí de mí misma al estar caminando cuadras enteras en busca de la parada de autobús más cercana, cargando unas bolsas de plástico anaranjadas con la firma de Sainsbury's local, llenas de comida que espero que me dure hasta el final de la semana.


El primer intento de delicatesse culinaria fue un absoluto fracaso. Me las quise dar de Top Chef, y lo que me salió fue ser la primera concursante en ser eliminada de la competencia. Una receta que amo y adoro, que mi madre siempre me hace cuando estoy en esos días en que me siento más mujer, se terminó convirtiendo en una sopa de varios tipos de queso con algo de pasta.


Nota importante: no importa cuánto le cueste conseguir el colador de pasta en una cocina, búsquelo hasta la saciedad, porque siempre queda un poco de agua que va a venir a cagarle la receta que domina a la perfección.


Hoy estuve un poco mejor y más arriesgada. Y sí, me salió mejor la cosa. No sé qué demonios pasa con mi cuerpo, no sé si son las caminatas matutinas o los dolores en los pies, pero mi mente y cuerpo están de un light, que te cagas. No estoy comiendo casi carbohidratos, pero lo más importante, no se me antojan los dulces. Me refiero a que no paso de uno que otro chocolate caliente a la semana (de hecho, sólo me he tomado dos, uno esta semana y otro la semana pasada), pero normalmente yo consumía TONELADAS de dulce, y ahora no estoy tan antojada. Europa, al parecer, me sienta bien.


Siempre ayuda el asunto de la ropa. Esta gente tiene demasiado estilo y no lo toma como una competencia. Yo sí. Así que el asunto de la colección Brighton otoño-invierno 2011 me la tomo en serio, y me hace sentir menos miserable con este frío todavía soportable, y la lluvia mojabobos.


Pero sobre todo, me hace olvidar que a pesar de que Digitel ya no pueda atormentarme, BlackBerry decidió joderme la existencia con su falla mundial. Gracias, RIM, hoy no puedo comunicarme con mi hermana que está de cumpleaños, porque tu tecnología tiene un peo con un interruptor. 

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