lunes, 25 de febrero de 2013

And the Oscar goes to... The Falling

En el post anterior publiqué algo bastante denso para el objetivo de este blog, así que volvamos un poco con el ambiente "lais" (light) de esta taguara, porque si no, vamos a convertirnos en el asesino en serie de The Following, y encontraremos en la depresión de Colibritany (porque evidentemente su dieta del brócoli hervido nunca le va a funcionar) la más absoluta belleza. 

Pues bien, yo por lo visto siento que tengo gasolina infinita en mi cuerpo, y por esa razón hago y sigo haciendo cosas, a pesar de que el día sigue teniendo 24 horas (lo siento, Proyecto Uno, seguimos en la espera) y la semana dura los mismos 7 días. A pesar del absoluto cansancio que implicó participar en la inauguración del Festival de Teatro de Caracas - estuve en el centro durante 12 (se lee doce) horas aproximadamente - yo me acosté tarde ese día, y me levanté "temprano" porque tenía que ensayar. 

El mejor ensayo de mi vida. Incluyó alcohol como búsqueda actoral. No estoy promoviendo el alcoholismo y los vicios varios dentro del ejercicio de este arte, eso sería redundante. Simplemente me pusieron a beber para entrar en el mood. En fin, que luego de eso me reuní, como la mitad de mi timeline de Twitter, a ver los premios de la Academia. 

Y, lo siento. A ese programa le faltó guaguancó. Lloré con "One Day More", porque ahorita tengo sentimientos muy cercanos con esa canción en específico. De resto, todo me pareció muy normal. Hasta predecible. Muchísimo mejor estuvo mi querido Hugh Jackman cuando le tocó a él. 

Y entonces tuve una epifanía...Vi demasiadas películas, por lo tanto ya sabía quién iba a ganar y quién no. Y allí fue cuando todo se derrumbó, dentro de mí, dentro de mí. Porque a mí me encanta indignarme con las decisiones de esa gente, a mí me encanta votar pasionalmente y no sabiendo quién va a ganar realmente (ja, qué aplicable para otros aspectos de mi vida como venezolana). A mí me encanta el drama y mentarle la madre a los panitas que representan al don dorado que todo actor/productor/director/etc. desea. 

Quedé de tercera en la quiniela este año. Súper aburrido. No armé rollos, no me indigné. Así no es tan divertido.

Llegó un punto en que estaba tan aburrida que ya me había lateado con Morfeo y estábamos entrando en segunda base, y entonces vino Jennifer Lawrence a inmolarse con esa hermosa caída. 


Y fue lo mejor que me pasó en la noche (eso, y el comentario de un amigo que explicó por qué Meryl Streep dijo el nombre de Daniel Day-Lewis tan rápido). Lo mejor de la noche fue esa caída e imaginarme el terror de Hugh Jackman (el único humano que se apiadó de ella) cuando la vio en las escaleras: 



"¿Dónde están los guías de esta vaina? ¡Alguien que la ayude! ¡Se escalabró la muchacha! ¡Traigan mertiolate pa' las rodillas de la niña!" 

Priceless

Gracias, gordita, por ponerte un vestido que sabíamos que no ibas a lograr manejar. Yo también me hubiese caído, y también me hubiese quedado en las escaleras esperando el auxilio de Wolverine y de Bradley Cooper. Eres una genia por eso. 

Y gracias, Meryl, por sacarte la pantaletica después para salvar a tu futura pupila. 

Adoro a los artistas y su falta de glamour. 

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