sábado, 26 de noviembre de 2011

Los remedios mágicos de England

Esta peste está acabando con mi paciencia. Sobre todo por el hecho de que no puedo salir a distraerme un rato, porque si normalmente en Venezuela me enclaustro para que no me agarre el Sereno, te puedo echar un cuento de lo que tengo que hacer aquí para evitar que me pegue el frío.


Porque aquí no hay Sereno. No. Aquí está su pariente prehistórico y sin evolución que no tiene piedad alguna con los seres humanos. El frío es tolerable, lo que es difícil es sobrevivir a una brisa que haría que Mery Poppins nunca pudiera bajar con su paraguas, desde el cielo, de forma elegante. Porque el viento la arrastraría hasta Singapur.


Así que llevo dos días encerrada. Una te sabe que está mal cuando tu profesora de Inglés te dice: "You look terrible! Please, don't come tomorrow and take some rest." Y tu respuesta es un grito jurásico de lamentaciones y vías respiratorias congestionadas. Llevo dos días en los que mi gran aventura es salir del cuarto a prepararme algo de comer (o sea, pasta, que es lo único que me queda en la despensa).


Estoy casi segura de que mi landlady pensó que había muerto en algún punto, porque ayer me tocó la puerta del cuarto un poco desesperada para saber si estaba en la casa. Debo decir que esta señora es poco común, porque es bastante cálida al estilo británico. O sea, hasta me hizo una limonada caliente para que me mejore. Cuchi, peluches de la señora landlady a quien llamaremos, de cariño "maniática-compulsiva-obsesionada con gatos y delfines".


Pues sí, la doña landlady es Tropicana, un amor de cosas bellas, y hasta se me arruga el corazoncito cuando me dice "sweetheart". Pero todo este cuento viene por una cosa, una de esas epifanías que me vienen a mi de vez en cuando, casi siempre de madrugada.


J.K. Rowling no inventó nada. Esta jeva lo que hizo fue escribir su día a día en Inglaterra y se hizo famosa por retratarlo bien. Harry Potter es un excelente reflejo de la sociedad británica y me di cuenta de eso, finalmente, cuando la doña "maniática-compulsiva-obsesionada con gatos y delfines" me dio un remedio que estoy segura que es sangre de dragón y que lo hizo Hermione, porque es mágico y sabe como a Dumbledore.


Esa vaina tiene cuanta mata haya yo conocido en mi vida, cuanto remedio casero se haya incluido en las recetas de la Botica de la Abuela, y sabe como a chispas de varita mágica. En serio. Todo es como burda de Harry Potter aquí, y mi prueba definitiva fue el remedio anti-tos que me dio esta mujer.


Yo creo que por dentro está pasando todo lo que pasa en el último libro, se está muriendo un poco e gente (o sea, gérmenes), porque desde que me empecé a tomar la vaina me siento mejor. Claro, todavía me duele el cuerpo y la espalda de tanto toser. Pero en serio, en serio juro que el remedio se ve como sangre de dragón y cuando desenroscas la tapa suena la canción de Harry Potter.


La vaina es mágica. No hay nada que hacer. J.K Rowling lo que hizo fue transcribir el libro de recetas de la abuela.

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