martes, 24 de abril de 2012

A fumar palmeras

Pana, yo no sé qué demonios fue lo que pasó este fin de semana, o esta semana y la pasada, pero como que Mercurio está menstruando o está en anfetas. He hablado con varias personas (bueno, "hablado" porque últimamente ya todo se resume a pisar unas cuantas teclas, y eso es lo que llamamos "hablar") y todo el mundo está de mal humor. Incluyéndome. 


Tuve un fin de semana particularmente particular. El sábado gracias a las lluvias no pude salir de mi casa (el nivel de desarrollo de este país no te permite salir cuando llueve porque los árboles se caen y se tardan años en solucionarlo) y además se me amargó la tarde por una serie de textos desafortunados que ya ni valen la pena detallar. 


El domingo todo iba bello hasta que Mercurio o algún espíritu chocarrero se ensañó contra la vesícula de mi padre y desde ese día no he dormido nada, porque tocó jugar a ser grande, pues. El asunto es que como que todo el mundo ha tenido días de mierda porque he leído varios comentarios de diferentes personas que andan de malas, que quieren mandar todo a donde también quieren mandar al presidente o a la oposición, o en su defecto, quieren darle al botón de pausa del universo. 


Yo no sé nada de astrología, no sé cuánto es que dura el fulano Mercurio retrógrado, en anfetas, en coca o con sobredosis, pero ya está como bueno. Suficiente tiene uno con tener que ir paranoico en la calle, agarrándose hasta las pantaletas, no vaya y sea que también te las quieran arrancar, como para también amargarse la vida cuando está en la casa o cuando tiene tiempo libre. 


Vale, que algunos problemas son fáciles de olvidar y otros extremadamente difíciles. Sí, absolutamente. Pero hay que hacer un esfuerzo, panita. No es posible que no haya una cajera de buen humor o un mesonero amable en esta ciudad. A la gente como que se le olvidó decir gracias, buenos días, como que todo el mundo se acostumbró a voltear los ojos, o lo que es peor, a no mirar a los ojos. No, brother, las cosas no son así. 


O todos nos dejamos llevar por la agresividad reinante, o hacemos algo al respecto. O somos antipáticos y amargados todo el día, o hacemos un esfuerzo por sonreír. Mira que el extraño no tiene la culpa. Las cajas de pago de Mc Donald's dicen que las sonrisas son gratis, y mira, hay que creerle a la gente que domina el mundo, pues, ellos saben lo que hacen. 


O nos ponemos todos a evadir que estamos hartos de vivir así, o agarramos la situación en nuestras manos y dejamos de ser tan antipáticos. Por eso propongo que todos nos vayamos a algún parque a fumarnos una palmera (porque hace falta mucho más que un porro para poder volar en esta ciudad) y nos pasemos de hippies por 24 horas. 


Porque si no, panita, que te lo digo yo, todos vamos a terminar con la vesícula explotada. 

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