viernes, 20 de abril de 2012

Hipermetropía emocional

Chico, vale. Con lo que a mí me hace falta escribirle una cursilería a alguien. De verdad. 
A mí me dan como antojos por épocas del año, antojos culinarios, me refiero. De otros tipos también, pero una vez que me dan, no se me quitan nunca. 

Y esos antojos son anacrónicos: o sea, yo no soy del tipo de personas a quien le provoca una hallaca en diciembre, porque eso es lo normal. Obvio, el antojo es algo que te provoca out of the blue, como una patilla de la Patagonia. Una vaina que no se puede conseguir, pues. 

Y bueno, digamos que la situación actual de mi país permite que uno tenga antojos de ese tipo, de vainas anacrónicas que no se consiguen en temporada, porque bueno... Ahorita no es temporada de nada y nada se consigue. Menos mal que a uno no se le antoja que si comer azúcar pura, porque yo te digo... 

Luego de este momento doña Altamira... Procedo a decir que ahorita lo que tengo es un antojo terrible de escribir cursilerías, de decirle a alguien que me gusta su perfume o que me encanta como tuerce el labio cuando habla. Que me gusta su "algo". 

No sé. Eso hace como falta, ¿no?

Ponerte en una de miraditas y vaina. Jugar con las manos debajo de la mesa. Eso es como chévere. 

La vaina es que yo suelo tener una hipermetropía emocional aguda, pues. Yo me fijo en unos seres que se ven de un bien de lejos...y cuando te acercas dices "hija, en qué pensabas?". Entiéndase que no me refiero al físico, sino que simplemente a mí la brutalidad adolescente no se me ha quitado y yo idealizo más que una doñita católica en el Vaticano. 

Y ése es el problema, básicamente. Eso de Darwin conmigo como que no se aplica, porque lo de la selección del macho Alpha y tal, la supervivencia del más fuerte como que... como que yo no agarré ese ticket en la repartición. Mientras más pata en el suelo, mira, para mí es más similar a Brad Pitt.  Y bueno, ¿quién carrizo sobrevive así?

Y en serio no quiero ser peyorativa. Lo juro por Madonna que no. Pero es una realidad que debo asumir: Yo sufro de hipermetropía emocional y no hay nada que hacer. A mí, por ahora, me ha gustado un solo ingeniero, y después que probé la poesía y la música, se perdió esa platica. Entonces los antojos que tengo son bien anacrónicos porque ya yo no soy ninguna adolescente como para andar poniéndome a escribir noticas romanticonas por la vida, ni andar mandándole a nadie ningún peluche Pelanas. Aunque eso creo que no lo hubiese hecho de adolescente tampoco. 

Pero en definitiva  como que sí se me antoja eso de que alguien me mire bonito y que me mire no tan Disney, también. Pero tipo sano, pues. Nada de sustos. Que quede claro que no estoy pidiendo un sádico parisino que me persiga (con el perdón del resto de los parisinos). Lo que me provoca es un pistoneo, un baile pegao, una buena conversación de madrugada y hasta el amanecer. El resto se agrega naturalmente.

Coño, chico. Lo que se me antoja son unos buenos lentes para estos ojos que no ven tan bien. 

No hay comentarios: