miércoles, 13 de julio de 2011

Con la respectiva separación silábica









Seguimos en este día a día digno de un tratamiento permanente de litio. Ayer abandoné mi lugar de trabajo con el Himno Nacional, y luego, al llegar a casa, continué las labores hasta que, nuevamente, el Himno Nacional volvió a sonar en los diferentes medios de comunicación. 


Para quien no sea venezolano, debe saber (si es que alguien que no sea de Venezuela me está leyendo), que el himno de nuestra patria suena, por orden gubernamental, cada seis horas en los medios audiovisuales. Horario: 12 y 6 am y pm. Ahora que lo pienso, creo que es sólo A.M. En todo caso, saque usted bien la cuenta, abandoné mi oficina en una hora demente, y continué con mis labores, no conforme con el cansancio. 


Estoy fajada. Realmente fajada con este tema de la edición. Tengo dos trabajos. Uno de tarde y otro que hago cuando las pestañas no tienen exceso de magnetismo y deciden unirse sin remedio. Evidentemente, cuando llegué al final del día era una víctima testimonial de un Dementor. Me chuparon el alma. No hubo Expecto Patronum que me salvara. No valía medio. 


En verdad no fue tan terrible quedarme sola en la oficina hasta que llegara la media noche. Trabajo mejor a solas. Me llevo muy bien con la gente, al menos eso creo (no con la de mi trabajo, en su mayoría, pero sí con la gente en general), pero me resulta mucho más sabroso trabajar sin el tiqui-tiqui de una mujer menopáusica, histérica y con la carta de jubilación en la frente, preguntándome cuánto se tarda la máquina en "rendear" o exportar lo que estoy editando. 


En vista de que mi nueva filosofía es, como lo dice el título de este diario virtual, bajarle dos a la vida, he decidido mandar todo lo que me moleste al carajo. Con su respectiva separación silábica: 


AL-CA-RA-JO 


Descubrí, hace poco, hablando y gritando por mensajes de texto (me revienta esto de los "encuentros virtuales") que esta técnica de la separación silábica es la gloria. De verdad, al separar en sílabas, el énfasis de la intención con que se dicen las cosas toma una dimensión indescriptible y por demás liberadora. Si se hace con la técnica de los aplausos,enseñada en primaria, mucho mejor. El toque burlón es un plus con las palmas.


Expresiones comunes, de ahora en adelante, aplicables a esta nueva técnica de llevar la vida como un sartén de teflón: 


QUE-SE-JO-DAN 
QUE-LA-DI-LLA (Sí, la LL va así, porque es una separación fonética, no ortográfica) 
A-LA-MIER-DA 


Y para ser un poco más refinada....


NO-MEIM-POR-TA (Sí, se escribe así, así se separa, porque los venezolanos nos la pasamos con hambre de letras, y nos comemos los espacios, personales y gramáticos).


Nótese que deben ser pocas sílabas. Esto simplifica explicaciones y aumenta la contundencia del asunto. 


Entonces, en resumidas cuentas, simplemente se trata de ir untada de aceite por la vida, que todo resbale y nada se pegue. Al que no le guste, que se ajuste. De lo contrario, juro que pararé en (más) loca. Ya es suficiente con creerme la nueva Black Swan y estarme metiendo en un personaje que, de verdad, me está dejando heridas y dolores físicos. Pero los disfruto. 


VAL-GA LA CU-ÑA

1 comentario:

Anónimo dijo...

jejejeje q bueno, me gusta esta técnica y sí, efectivamente la separación silábica le da el énfasis justo. E-RES U-NA CRACK